Después de la ruptura de la pareja, como es de suponer, nuestro corazón queda destrozado. Un vez hallamos pasado las tres fases que componen el proceso post-ruptura y nuestro corazón poco a poco se ha ido reponiendo del dolor, nos encontramos nuevamente en predisposición de empezar una nueva relación, sin embargo ya no seremos los mismos, habremos aprendido mucho. Posiblemente algunos de los valores morales que nos acompañaron durante años, también habrán sufrido algún cambio, tampoco seremos tan confiados, ni tan complacientes, ni tan... tantas cosas. Cada experiencia vivida aportará a nuestra vida creencias y valoraciones nuevas y por lo tanto saldremos siempre enriquecidos de situaciones que pudieran resultar difíciles de sobrellevar.
¿Una nueva relación?...¿porque no...?. Lo que tenemos que tener en cuenta es valorar lo que deseamos, es crearnos nuestras propias expectativas con respecto a la nueva persona que pudiéramos permitir entrar nuevamente a formar parte de nuestra vida. Es importante que no nos dejemos llevar por la primera impresión que cualquier persona nos pudiera presentar.
No deberíamos permitir entrar a formar parte nuestra vida a cualquiera, solo por no estar solos. Es mejor esperar, darnos tiempo y sobre todo sentirnos tranquilos hasta la aparición de alguien que pueda encajar perfectamente con el perfil de la persona que nos gustaría y que pudiera ser nuestra compañera. No tener prisa por que aparezca alguien y no precipitarnos tampoco ante la aparición del candidato que se preste, es de gran importancia.
Solo hay que relajarse y dejar que las cosas fluyan, lo demás es mejor dejarlo en manos del azar.
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